José Ramón Macua Azcona (1956-2017), etnógrafo de Allo

Hace pocas semanas hablamos de su retorno a la investigación etnográfica. Mostraba su ilusión por retomar el estudio de la vida y costumbres de su pueblo de origen, Allo, ya jubilado de su trabajo en la papelera Sarrió y sus padres fallecidos, a los que dedicó una atención especial. José Ramón era un hombre esencialmente bueno, que entendió el liderazgo como servicio a los demás: director del coro parroquial, coordinador del banco de alimentos, montador del belén local, colaborador para cuanto le encomendara el municipio, y hasta encargado de tocar las campanas de la iglesia. El no acudir a tocarlas el pasado 9 de julio alertó a sus vecinos de que algo le pasaba, y, efectivamente, una muerte repentina  se lo había llevado al Cielo.

Diario de NavarraMaestro industrial, se concienció de la importancia de retener para la memoria la historia de su pueblo leyendo, quizás, los trabajos previos de don Ricardo Ros Galbete, párroco del lugar que dio a conocer en la revista Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra unos “Apuntes etnográficos y folklóricos de Allo” en 1976. Tres años más tarde, José Ramón envió a la imprenta su esbozo de Allo, número 339 de la serie Navarra, Temas de Cultura Popular, un librito que sorprende por el amor que destila hacia su pueblo, descrito y evocado con pluma bien recortada, sentido poético y profundo conocimiento del medio y sus gentes.

Esta pequeña publicación impulsó las siguientes: “El aprovechamiento animal en la vida de Allo” (CEEN, 32, 1979), “La familia en Allo” (Anuario de Eusko-Folklore, 47, 2008) y sus aportaciones al Atlas Etnográfico de Vasconia en temas como Alimentación, Juegos Infantiles, Ritos Funerarios, Ritos del Nacimiento al Matrimonio, Ganadería y Pastoreo, Medicina Popular, Casa y Familia, y Agricultura, estudios realizados entre 1990 y 2017, aspectos todos referidos al Allo que conoció desde su infancia y que le fuera descrito por sus mayores, siguiendo el modelo de encuesta  de campo elaborada por don José Miguel de Barandiarán, fundador en la Universidad de Navarra de los Grupos Etniker, en uno de los cuales, el de Navarra, se encuadraba.

Estas manifestaciones suyas en 1979 nos aclaraba el propósito de su investigación: “Hoy podemos asegurar que la ancestral cultura que nuestros antepasados heredaron de sus abuelos y que éstos a su vez recibieron de los suyos, ha desaparecido por completo. Tan sólo queda el recuerdo más o menos vivo, más o menos nostálgico de quienes lo vivieron. Cuando mueran, hasta el recuerdo se irá con ellos.Por todo ello, a nuestra generación le queda el deber moral de recoger y conservar de alguna forma todo el material, elementos específicos, usos y costumbres propias de aquella cultura, para que las generaciones venideras lleguen a conocerla.La nuestra es una generación-puente que une, y al mismo tiempo separa, dos civilizaciones bien distintas. Yo he querido cumplir modestamente con este deber…”.

Releído el texto en la distancia está claro que lo ha conseguido. Allo ya no será un pueblo desconocido para la Historia con mayúsculas y para la aparentemente desapercibida historia de cada día, la del quehacer de sus gentes que elaboran con su sacrificio la intrahistoria que conforma a los pueblos. Como dijo el alcalde de Allo, Javier Ignacio Munárriz, el día que José Ramón prendió las mecha del cohete de sus fiestas, el año pasado, “José Ramón Macua es el vecino que todos queremos tener y que todos los pueblos necesitan”. ¿Alguien se animará a seguir el camino  por él emprendido?

Mª Amor Beguiristáin y Francisco Javier Zubiaur, etnógrafos.